¿ Cómo empezar?. No soy un experto, llevo poco tiempo y no soy nadie para dar consejos pero sí puedo contar cómo empecé yo en este mundo. Os cuento:
Fui al veterinario a tatuar a Socio y allí le pregunté si conocía algún sitio donde me pudieran enseñar, eso fue hace dos años y medio, Socio tenía unos 6 meses. Recuerdo que el veterinario me dijo que iba a disfrutar, que ya me daría cuenta que estos perros son unos máquinas y me dió la dirección de un club. LLamé por teléfono y quedé con ellos y empezamos a entrenar. Tuve y tengo la gran suerte de tener como maestros a un matrimonio que lo han sido todo dentro del agility, Jose Manuel y Catherine.
Los comienzos fueron un desastre, qué os voy a contar de lo que le gusta jugar a un PAE, cuando había que saltar se metía al túnel y cuando tenía que ir a la izquierda se iba a la derecha... yo estaba desesperado, incluso pensé que este perro nunca iba a hacer nada, lo que me hizo seguir era ver que mis maestros no le daban importancia a este desastre. Su teoría, y ahora la mía también, es que no hay que forzar, la obediencia hay que ladearla, no hay que mecanizar a un perro, todo eso le quitaría velocidad y diversión. Existen otras teorías, claro, pero me quedo con esta.
Estuve entrenando un año y llegó mi debut, qué desastre, yo estaba histérico y Socio era el perro más feliz del mundo, todo lleno de perros, de gente, de olores...quedé afónico llamándole y gritándole, cuando conseguía dominarlo yo no sabía dónde tenía que ir, en fin, podeis imaginar, no lo he pasado peor ni en los exámenes finales de la universidad.
Pero aguanté, seguí entrenando, Socio se fue calmando, yo también y 6 meses después, cuando mi PAE estaba a punto de cumplir dos años, fuimos a Granada, nos faltaba un punto para pasar a Grado II y...¡lo conseguimos!, en su transporting escribí la fecha, 28 y 29 de Junio de 2003, era el hombre más feliz y mi perro era el mejor.
Hoy, en este verano del 2004, estoy en Grado III, con la élite, bueno, mejor, está él a pesar mio, porque él ya ha aprendido y a mi aún me falta mucho por aprender. Una vez leí de un agilitero que su deseo era intentar que a su perro le gustara tanto el agility como a él mismo y eso es el mensaje más preciado, que se trate de disfrutar y de hacer disfrutar, que se forme equipo hombre-animal y que nunca se fuerce ni se culpe al perro de nuestros errores. Mi maestro Jose Manuel Linares me dijo el otro día que lo peor es que se intente profesionalizar una afición, el agility es algo que nos tiene que hacer felices al perro y al hombre y cuando no nos salgan las cosas preguntarnos cuál ha sido nuestro fallo porque él sólo ha hecho lo que tenía que hacer, lo que sabe hacer, saltar, correr, subir... y ¿le vamos a culpar por ello?.
Una cosa más, que todo entrenamiento, todo avance el adiestramiento, un salto bien hecho, un giro, un campeonato... que todo eso sea siempre una fiesta, nuestra obligación es tener un perro feliz.
pabloballesta@hotmail.com
Pablo y Socio
El miércoles por la tarde estábamos Socio y yo jugando en el monte, en una de las pelotas a las que fue con demasiada fuerza se dejó una uña en una piedra, el muy burro sangraba bastante y seguía larando para que le tirara otra vez su juguete. Lo llevé al veterinario por si la lesión era más grave de lo que parecía pero éste me dijo que no, lo curó, le echó un spray cicatrizante y a seguir corriendo me dijo.
Al día siguiente Socio ni apoyaba la pata, la llevaba totalmente encogida, sólo después de 20 minutos andando empezaba a apoyarla pero muy suavemente, con una cojera ostentosa. Yo, con el egoismo propio de los humanos pensaba en el campeonato que teníamos el domingo, me molestaba no poder participar pero aún faltaban tres días.
El viernes y el sábado cojeaba y a veces ni apoyaba la pata, el veterinario le puso unos antibióticos para evitar problemas pero no se recuperaba. Y llegó el domingo, lo llevé un buen rato a pasear antes de acercarnos al concurso y seguía cojeando, dudé en acercarme a las pistas pero al final pensé que lo íbamos a intentar. Al llegar le dije al juez de la prueba lo que le pasaba a mi perro, le comenté que no era grave y que si cojeaba o se quejaba que yo mismo le retiraría.
Así que nos tocó salir, como siempre le hablé al oído:"tranquilo, vamos a hacer hasta donde podamos", toca el silbato y allí que vamos, y vamos, y vamos.... primera manga, perfecta, sin errores, nos colocamos los terceros, un poco lenta, pero terceros. Bueno, muy bien Socio, eres muy valiente, muy competitivo, vamos a descansar hasta la siguiente.
Llega la segunda manga, salimos, tranquilos, no tenemos que demostrar nada, eres bueno Socio y vamos hasta donde podamos. Salimos, en un cambio de ritmo me despisto pero logro controlar y él rectifica perfectamente y terminamos, hemos ido a más de 4 metros por segundo que era el mínimo exigido para entrar sin faltas y al final de la jornada hemos terminado los segundos entre 27 perros.
Socio ni siquiera sabía lo que acababa de hacer, me esperaba sentado a la sombra debajo de una palmera, yo estaba muy orgulloso y él con cara de "por favor déjame descansar", cuando fuimos a recoger la copa, cojeaba.
Agílity EL RINCON DE SOCIO
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