Llámame Turco

Nuestro turco andaluz, en el interior peninsular de España ha estado vinculado casi en su totalidad al trabajo como perro de pastor o perro carea.  Los buenos perros eran aquellos que reunían unas cualidades para gobernar al rebaño y se hacían respetar por éste.

Tanto el cerdo como la cabra son animales que se enfrentan fácilmente a los perros y la única forma que tiene el perro de darse a respetar es hacerle frente, no arrugarse y buscarle la vuelta para atacar, morder y guiar al rebaño hacia donde su jefe, el pastor, ordena.
Una cabra o un cerdo que se enfrenta a un perro y le gana la partida, termina haciendo lo que quiere porque le pierde el respeto; por ello todos los perros no son buenos para carear. Es muy importante que el perro en sus inicios como cachorro, no tenga ninguna experiencia negativa con el ganado y cuando se enfrente a él, le eche cojones al asunto y si lo hace bien, sea premiado por el pastor, que es lo que más va a agradecer.

El perro carea de rebaños de ovejas, sin embargo debe ser menos bronco, pués la oveja es muy delicada y asustadiza y,si el perro tiene la boca dura puede provocar que se despeñen y ellas mismas se maten.  Es aquí cuando muchas veces surgen las discusiones entre los pastores, de si son mejores los turcos andaluces, los pastores navarros o los border colies,  que al parecer tienen una boca más blanda.