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PERROS RABICORTOS

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Los íberos y celtíberos conocían las cualidades de estos perros para la caza y para la pesca, y para correr por la montaña (al batir al unísono con las patas traseras) Las orejas y la cara del perro suele ser bicolor, este es así porque en la distancia un conejo u otra presa potencial, de noche, pensaría que lo que ve son unos conejos reunidos, o algo pequeño y al no ver los ojos brillar, el acercamiento es progresivo al roedor: vean como se arrastra con las patas traseras echadas para atrás y las manos delanteras estiradas (simple adaptación al medio) La relación con los conejos es tal que muchos de los parásitos que tienen los conejos los tienen también los perros, al haber sido la dieta durante milenios éstos se adaptaron como inquilinos nuevos del estómago del can depredador. Los íberos, solían cortar al perro al igual que a las ovejas la cola porque así no se lastimaban entre ellos  o en sus peleas con alimañas, y, principalmente, porque cuando les  acompañaban al combate, la cola corta, al estilo de las ovejas, era lo más defensivo y práctico, ya que solían saltar sobre las manos del enemigo, y el rabo era fácilmente dañable;  mientras que su amo íbero, con la espada íbera o falcata hincaba la misma en el pecho del contrario, gracias al auxilio de su can amigo. A algunos  perros de aguas los castraban y dejaban vivir desde cachorros recién nacidos con las ovejas, y a estos también les cortaban el rabo, al igual que las ovejas, porque eran los líderes del rebaño, se sentían ovejas y la cola si la tuvieran les haría ser más perros ante otros perros. De tantos siglos cortándoles el rabo, empezaron a nacer perros rabicortos o sin rabo, tal y como suele suceder hoy en día, consecuencia de tal acción. Con mucha certeza, el primer perro domesticado sería un perro de aguas, de ahí porque los antiguos pueblos lo querían y respetaban, pero con las nuevas religiones y poblaciones cambiantes y guerreras desapareció su gran estima hacia él.
(J.Mª.Martínez Martínez)