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Antiguo contrato

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Chico del Trobal

En el conjunto de la historia humana sólo dos clases de animales han tenido la libertad para entrar en nuestros hogares: el gato y el perro; y se les ha permitido errar de habitación en habitación e ir y venir a su antojo. Tenemos con ellos una relación especial, un antiguo contrato con unas cláusulas acordadas y muy bien especificadas.
Por desgracia esas cláusulas han sido a menudo rotas y casi siempre por nosotros. Gatos y perros son más leales, fiables y dignos de confianza que los seres humanos.
El contrato suscrito entre el hombre y el perro tiene una antigüedad de más de diez mil años. Las tareas que se le han exigido han sido numerosas y variadas. Se ha querido a los canes para guardar nuestros hogares, proteger nuestras personas, ayudarnos en la caza, acabar con los bichos que nos molestan y tirar de trineos. Incluso se les ha entrenado para funiones epeciales: recoger huevos de ave con la boca sin romper el cascarón, localizar trufas, detectar drogas en los aeropuertos, ser lazarillos de ciegos, rescatar a las víctimas de ludes, actuar en películas y participar en concursos.